El Ajedrez Mágico y la Esfinge Dorada

Fantasy all age range 2000 to 5000 words Spanish

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Eldrin, un mago consumido por la derrota, buscaba una criatura poderosa para su colección.
Mientras tanto, en las afueras de San Lorenzo, una majestuosa esfinge, ajena a su destino, custodiaba la entrada.
Eldrin encontró información sobre las esfinges, en general, en un viejo libro de bestias místicas.
Utilizando una bola de cristal, Eldrin localizó dos esfinges, una llamada Sphinx en San Lorenzo, y otra llamada Callista.
Después de una cuidadosa observación, Eldrin se decidió por Sphinx. La eligió porque percibió una chispa de arrogancia y poder en ella, algo que consideró valioso para su ajedrez mágico.
Al llegar a la entrada de San Lorenzo, Eldrin se encontró con Sphinx, quien lo desafió con un acertijo.
En lugar de responder, Eldrin desató su magia, transformando a Sphinx en una estatua de oro del tamaño de una pieza de ajedrez, aprisionándola en un silencio forzado.
De vuelta en su guarida, Eldrin colocó a la esfinge junto a sus otras piezas, reflexionando sobre su próxima jugada.
Días después, su rival, Morian, llegó para su habitual partida. Eldrin desplegó su estrategia, utilizando a Sphinx para asegurar su victoria en siete de diez partidas.
Con el tiempo, Sphinx se convirtió en su pieza favorita. En un momento de soledad, Eldrin consideró darle vida a la estatuilla.
Sin embargo, temiendo el rencor de Sphinx, primero lanzó un hechizo para borrar su memoria, luego otro para animarla como una estatuilla consciente, pero aún de oro y del tamaño de una pieza de ajedrez.
Sphinx, desorientada, se preguntó, quien soy, donde estoy, porque todo es tan grande.
Eldrin mintió, diciéndole que era una creación suya. Para asegurarse su silencio, la limitó a una hora de vida animada, una hora en la que él controlaba cada uno de sus movimientos.
Cuando el hechizo terminaba, Sphinx regresaba a su forma inerte, consciente pero incapaz de moverse, observando las partidas de ajedrez, disfrutando incluso de la estrategia y el poder.
Eldrin, antes de darle vida a la esfinge, la tocaba íntimamente, recompensándola con un orgasmo por cada victoria, un placer que Sphinx, en su estado animado, comenzó a anhelar.
Los meses pasaron. Eldrin, en su ambición, decidió participar en torneos de ajedrez mágico, confiando en su nueva arma, la esfinge dorada.
La avaricia de Eldrin lo dominaba.
Quien soy?
Porque todo es tan grande
Donde estoy?
Y ella lo perdonaba todo